EFECTO CONTAGIO

Sepan disculpar que insista con este tema, ya estoy más pesado que los insoportables de Greenpeace. Lo que pasa es que descubrí algo: en esto de tirarle unos mangos a los que manguean, hay un efecto contagio. Iba en el tren el otro día, pasó un pibito que dejó las tarjetitas esas con el papelito que decía "ayúdeme somos 148 hermanos, etc", y cuando saqué las monedas para darle, vi que un par me miraron y también buscaron monedas y le dieron al pibe cuando hizo su segunda pasada. Así que, aunque no le vayan a dar, saquen las monedas y hagan como que sí, así el menos provocan que otros le den.

INVOLUCIÓN EN 5 ETAPAS (UN CASO COMPLETAMENTE REAL)

Hace más o menos diez años, por cuestiones laborales, conocí a una chica. Durante todo este tiempo he seguido manteniendo contacto con ella y viéndola con bastante frecuencia, ya que muchas veces nos ha tocado trabajar juntos. Esto es lo que fui pensando respecto de ella a medida que pasaba el tiempo:

1º etapa: Qué chica interesante. Bonita, morocha, simpática y con unas tetas absolutamente perfectas.

2º etapa: Y bueno, al final era medio pesadita y dice boludeces en exceso, no era lo que parecía. Eso sí, le echaría un fierrazo con ganas.

3º etapa: No me la cojo ni loco, es decididamente insoportable, además ahora que me fijo bien tiene menos cola que la ventanilla de pago exacto. Lo que sí haría sería chuparle las gomas hasta el cansancio.

4º etapa: Ni a palos la toco, ni para abrocharle el corpiño. Pero no estaría mal verla en tetas.

5º etapa (actual): Un día de estos le voy a preguntar si no tiene alguna foto de hace diez años en tetas.

ABNEGADOS MÉDICOS

Mucha gente suele elogiar a "los abnegados médicos" que trabajan en los hospitales públicos, atendiendo a la gente que menos tiene, superando con su capacidad y empeño el déficit de infraestructura y la falta de materiales, instrumental y medios para realizar su trabajo, con sueldos que están por debajo de lo que podrían ganar en la actividad privada. Hay mucho de cierto en eso, pero yo quiero mencionar también el lado oscuro de estos tipos, o uno de los lados oscuros. Casi siempre mi familia y yo nos hemos atendido en el hospital público, así que he trajinado sus pasillos, guardias y consultorios cientos y cientos de veces, como paciente o acompañante. Y hay una cosa que me da por las pelotas: cuando me atienden por ejemplo a mí, que no soy demasiado negro y que hablo mejor que ellos, me tratan re bien, me hacen mil estudios y recomendaciones y preguntas y me conversan amablemente, y me brindan todos los cuidados aunque tenga una angina pedorra. En cambio, cuando van esas personas muy muy pobres, con la ropa vieja y medio rota, que capaz vienen de lejos y no saben expresarse bien, y los médicos no los sienten como "uno de ellos", muchas veces los subestiman, los atienden medio a las apuradas, les dicen que no tienen nada, los maltratan, los desprecian, hasta los he visto reírse de ellos prácticamente en su cara. O sea, muy abnegados y todo, pero muestran su hilacha de clase mierda.

SENSACIONES FUTBOLERAS

Cuando estoy en la cancha, siento que cuando Vélez ataca para el arco detrás del cual estoy yo, en cada avance va a hacer un gol. Cuando ataca para el otro lado, me da la sensación de que no la van a meter nunca. Con el equipo rival es al revés, cuando atacan para mi lado me parece imposible que la emboquen, pero cuando ataca para el otro arco, siempre creo que va a entrar. Por lo tanto, en un tiempo, todas las jugadas de los dos equipos me parecen gol, y en el otro todo lo contrario, pienso que no va a entrar ninguna y que va a terminar cero a cero. Si lo escucho por radio, cada jugada del otro equipo me parece que va a ser gol, y siento que nosotros no la podemos meter de ninguna manera. En cambio, por tele me parece todo el tiempo que vamos a hacer un gol nosotros y que los contrarios no pueden llegar.

Conclusión: no escucho partidos por radio.

VIDA DE DESOCUPADO

Para los que no lo saben, les cuento que hace unos diez días me rajaron del laburo. Seguramente la semana próxima comenzaré a trabajar de nuevo, o la siguiente. Si bien estoy teniendo ya algunas reuniones preliminares, no me ocupan demasiado tiempo, de modo tal que este maravilloso período de gracia me permite comprobar una vez más que el estado ideal del ser humano es estar al pedo. Y no es lo mismo que las vacaciones, porque las vacaciones... bueno, no sé por qué, pero lo disfruto más así, jajaj, fuera de temporada y habiéndome tomado las vacaciones cuando correspondía.