miércoles, 27 de mayo de 2009

MOTIVACIÓN

Es difícil hacer algo cuando uno no tiene una motivación inmediata.

Ayer recién di de baja Vittal, el servicio de emergencias. Lo tenía desde hace como dos años, cuando todavía mi tía Piedad estaba enferma. Mi vieja y ella se comieron el verso que les hizo una vendedora por teléfono, y me dijeron "dale, ponelo por débito automático que sale menos". Yo para darles el gusto les dije que sí. La Piedad murió hace un año. Igual, ya antes de eso me habían dicho "tenías razón, no sierve, dalo de baja", pero yo jamás lo hacía porque no tenía quien me rompiera las pelotas y porque me daba fiaca. Y siempre lo dejaba, continuando con esa sangría de treinta y pico de pesos por mes.

Pensando en esa diferencia entre contratar el servicio y darlo de baja, encontré dos paralelos. Uno es el videoclub. Tuve que dejar de alquilar películas porque, claro, en el momento de alquilarlas, tenía la motivación de verlas. Pero después no las devolvía, y terminaba pagando fortunas de multa.

Y la otra es el casorio. Cuando te vas a casar estás entusiasmado, entonces dijimos "casémonos" y enseguida hicimos todos los trámites y listo. Sin embargo, para divorciarse no es lo mismo. Ya llevo más de diez años de separado y todavía sigo sin divorciarme.

lunes, 18 de mayo de 2009

PELOTUDO

Me regalaron un libro que se llama "20 grandes conspiraciones de la historia". Lo empecé a leer y me di cuenta de una cosa: si me creo la versión oficial de las cosas, me siento un pelotudo; si me creo las versiones y visiones conspirativas, me siento un pelotudo; si me creo mitad y mitad, me creo un pelotudo; si no me creo ninguna, me siento un pelotudo.

Mirá qué manera de venir a darme cuenta de que soy indefectiblemente un pelotudo...