¿QUIÉN DEBE APRENDER DE QUIÉN?

Estábamos 5 personas sentadas alrededor de una mesa en la calle, en una heladería frente a Parque Rivadavia. Una de ellas tiene 7 años, así que no la contabilizo a efectos del relato de este post. El resto, 16, 17, 35 y 38 (este último el que suscribe, el más viejo del grupo). En un momento se acercó una señora a pedir unas monedas. Esta mujer, además de portar la correspondiente credencial, era visible e indudablemente discapacitada. La persona de 35 años y yo no le dimos ni un mísero centavo (yo tengo cierto endeble argumento para explicar tan mezquino y miserable comportamiento. La otra persona tal vez tenga alguna razón realmente válida, no lo sé). Pero no quiero detenerme en nuestra deplorable actitud. Lo que quiero contar es que las otras dos personas, que tenían las moneditas casi justas para el viaje y nada más, le dieron todo lo que pudieron. A pesar de avergonzarme un poco más (nunca es suficiente), me gustó mucho ver eso. Espero aprender algo de estas personas que tienen menos de la mitad de mi edad. Aprender no sólo en este tema de la solidaridad, sino en muchos otros en los cuales seguramente son capaces de enseñarme cosas valiosas si presto atención.